dissabte, 2 de febrer del 2008

Me sorprende que sorprenda

Me sorprende que sorprenda la participación activa de la iglesia en la política. El manifiesto en que la Conferencia Episcopal Española promueve el voto por el PP, pese a ser reprobable y falto de dignidad católica no dice nada que no se supiese, por activa o por pasiva.


La iglesia católica apostólica romana ha tenido siempre una gran incidencia política y ha sido una gran aliada del poder, sobre todo cuando el poder es beneficioso para sus intereses. De hecho, la primera manifestación mundial de poder de la misma se hace evidente con la creación de la Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium, tambien conocido tribunal de la inquisición creado en 1478 por una bula papal con la finalidad de combatir las prácticas judaizantes de los judeoconversos españoles a base de acusaciones no probadas y con declaraciones arrancadas bajo tortura.

Ese predicamento por la tortura de las personas es posible que haya sido fundamental para atraer hacia la iglesia a insignes políticos como Hitler, Mussolini, Franco y ahora Bush, Aznar y otros.

Pero no solo eso. Cualquier avance científico ha encontrado en la iglesia un enemigo acérrimo propio de mentes limitadas y retorcidas. Recordemos la polémica con Galileo por sus descubrimientos y postulados sobre astronomía que hicieron retumbar los cimientos de la iglesia. Efectivamente cualquier avance ha sido indiscutiblemente lacerado y criticado, ya bien sea en el ámbito del pensamiento, en el de la medicina como en el de los derechos personales.

Si, la iglesia católica apostólica romana, de forma ostentosa adquirió hábitos impropios que se enfrentan a sus propios predicamentos. De hecho, los más altos e insignes próceres seguramente estarán en el infierno al haber incumplido todos y cada uno de los mandamientos.

La iglesia católica apostólica romana ha esta siempre o al lado del fuerte o del poder o de la derecha y si es posible con la combinación de cualquiera de la tres, y si son las tres, mejor. De hecho, la imagen de Franco bajo palio no fue más que aceptar que su poder radicaba en lo divino, lo que de hecho beneficiaba a ambos, al dictador le legalizaban el alzamiento y a la iglesia católica apostólica romana eso le permitia mantener poder e incrementarlo con creces enraizando de forma definitiva (o eso creían) en el estado español.
Esa actitud que puede parecer de otros tiempos vemos que se mantiene en el tiempo. Momentos como el Santo Padre de turno con el dictador y torturador Hitler y Pinochet forman ya parte del vergonzoso bagaje de la iglesia católica apostólica romana.


Y como decíamos, cualquier avance en los derechos ha sido perseguido de forma ostensible por ella misma o por sus secuaces, que son legión. Con la llegada de la democracia, en España empezaron a exigirse la implantación de derechos tan comunes en otros países como el aborto o el divorcio. La iglesia católica apostólica romana unida con la derecha más casposa hicieron frente a los gobiernos que los implantaron. Derechos reclamados por la mayoría de la población y que aún hoy día siguen siendo vituperados y criticados de forma alarmante.

Ahora, con la llegada de una nueva visión de los derechos y con la integración de minorías y de grupos que hasta la fecha eran incluso apartados, la iglesia católica apostólica romana saca lo peor de su repertorio.
Si señores, si. El reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo ha removido las conciencias de sus señorías de forma y manera semejante a la de un feroz animal herido, herido de muerte. El avance de la sociedad es siempre más rápido que el de determinados sectores pero es que la iglesia católica apostólica romana en España se ha quedado anclada en el siglo pasado, pero más bien a principios de siglo. Si a esto sumamos la posibilidad de ampliar los supuestos del aborto e, incluso, hacerlo libre y gratuito, puedo aseverar sin riesgo a equivocarme que la cúpula de la iglesia católica apostólica romana está que trina con el actual gobierno y hará todo lo que esté en su mano, aunque vaya en contra de sus propios mandamientos, para evitar una nueva victoria del PSOE en las próximas elecciones.
Y es que la crítica a las conversaciones con los terroristas es la acción de más bajeza que la iglesia ha protagonizado. Siento decirlo pero yo estoy a favor de hablar esta y las que hagan falta. La búsqueda de la PAZ no puede estar supeditada a nadie ni a nada. Y que nadie pretenda confundir a la gente, la búsqueda de la PAZ no supone ni dejar de cumplir con la Ley ni de perseguir los delitos. Pero no crean que la crítica me ofende. En absoluto, creo en el derecho a discrepar pero me ofende cuando callan ante la ignominiosa campaña sobre los hechos del 11-M o las mentiras de los populares. Su actitud me rebela.
Pero eso no es todo. Es chocante oir las públicas declaraciones de los más altos representantes de la iglesia católica apostólica romana en los temas que he expuesto y en cambio no oír ni una sola declaración sobre los múltiples casos de abusos sexuales y de pederastia que ocurren dentro de la iglesia católica apostólica romana. O sobre la tortura que sufre los presos en Abu Graib por parte de las tropas americanas, aquel ejército que fue apoyado por el gobierno del PP en base a las mentiras de las armas de destrucción masiva que nunca aparecieron.

Nada. Ni perdón ni arrepentimiento. La callada por respuesta.

Pues sinceramente, os digo que ésta no es mi iglesia. A mi ni me representa ni me convence y es más, estoy convencido que si viniese un nuevo Mesías los expulsaría del templo por sacrílegos y blasfemos, por haber manchado la iglesia de aquel hombre que se acercaba a las prostitutas para arroparlas y a los niños para educarlos.

Esta iglesia merece una lección. Democrática, pero una lección. Por eso, y por que España merece seguir en la consolidación de la democracia y ampliando los derecho de todos los españoles es necesario que nos movilicemos, es necesario ir a votar. Por eso, la gente progresista y de izquierdas debe saber que el único voto útil es el voto al partido socialista. Ni voto en blanco, ni abstención: voto ZP.